April 29, 2016

noche loca

Hace ya complejo años que me vine a estudiar a Madrid. Al igual que muchos otros jóvenes, tuve que dejar a mi linaje y venirme a la capital porque en en donde vivía no podía estudiar la carrera que yo quería. Tanto no tengo estirpe aquende estuve barajando varias opciones. Una que me atraía mucho era la de un colegio mayor. Conocía gente que estaba o había estado en colegios mayores en Madrid y me hablaban colosal de ellos. Otra dilema era la de alquilarme una habitación, aunque esta a mi linaje le gustaba menos "porque jamás sabes con quién vas a acabar compartiendo firme”. A modo si eso afuera un problema: si me cofia con algún indeseable me cambio de casa y punto.

Finalmente, la solución perfecta se presentó de inesperadamente. Al parecer, la hija de unos amigos de mis padres estaba asimismo estudiando en Madrid y necesitaba una compañera de estrato, porque su antigua compañera se acababa de graduar y había vuelto a su pueblo. Así que nos propusieron que ella y yo compartiéramos empedrado. Yo la conocía desde pequeños porque nuestros padres eran amigos de toda la vida y habíamos ido juntos al colegio, si bien ella era dos años mayor que yo y no íbamos al mismo curso. Pero nos llevábamos harto bien. Así que a mí la idea me pareció perfecta. También a mis padres. Mas mi padre me advirtió, medio en befa, medio en serio, de que la respetara y no la tocara para no buscar un problema entre ambas familias. Cosa que hice falto dudar, hoy que mas María Jesús está harto bien, la veo más tanto una buena amiga que como una posible novia. Ella es curación, rubia, pelo largo y ondulado, de ojos azules y con un cuerpo conveniente guapo, excesivo conforme, con las tetas y el culo de volumen medio: ni excesivo grandes ni mucho pequeñas. No es de esas rubias de ojos azules con una divinidad espectacular, aun es harto guapa y no le han faltado nunca pretendientes.

El lance es que acabamos compartiendo empedrado. La tolerancia iba mucho bien porque ya éramos amigos de primitivamente, así que no hizo falta fase de adaptación del uno al diferente. Tampoco había ningún carácter de tensión sensual entre nosotros y ambos hacíamos vida común. Podíamos salir de la afusión envueltos sólo por una toalla, avanzar por casa con poca ropa, y demás. Y ambos lo veíamos tanto algo natural. Hablábamos mucho en los ratos en que coincidíamos en casa y nos contábamos por poco todo. De hecho, ella me dio asaz buenos consejos para agenciar conquistar a Mamen, la que luego acabó siendo mi novia. Era una compañera de estudios en la que me fijé ya desde el primer jornada de clase. Y gracias a los consejos de María Jesús conseguí acercarme a ella y que carente a escaso se exteriormente interesando por mí.

Mamen era de Madrid y vivía con sus padres, por lo que el hecho de yo tuviera mi propio domicilio nos venía de exceso a la duración de buscar intimidad. Igualmente, se llevaba excesivo bien con María Jesús, hoy que ambas conectaron en todo lo que se conocieron. Así que no pasaba carencia si alguna vez coincidíamos los trío a la vez en el piso. O incluso los cuatro, porque María Jesús tenía futuro en nuestra ciudad de origen y venía a verla con cierta asiduidad, especialmente los fines de hebdómada. Menos aún había problema si queríamos habitar a solas con nuestra pareja. Nos íbamos a nuestra habitación y en aquel lugar podíamos hacer lo que quisiéramos falto vergüenza, porque había confianza. De hecho, María Jesús grita mucho en el momento que folla, así que se la oye en toda la casa, que por demás lado no es bastante grande. Y no sólo no nos importa a ninguno de los dos, sino que luego hablamos y bromeamos sobre ello de por medio semana, en el tiempo que su pretendiente se ha ido y comentamos los polvazos que le ha echado ese fin de semana. Además, he de confesar que me da mucho morbo escucharla follar. A Mamen también. A veces coincide que estamos los cuatro en casa cuando ellos dos se van a la habitación de María Jesús a follar y nos ponemos tan cachondos escuchándoles que terminamos follando nosotros incluso.

Como María Jesús es mayor que yo, también tiene sus estudios más avanzados. Así que, estando hoy en los últimos cursos, consiguió una beca para trabajar en una empresa. Esto hacía que pasara mucho menos años en casa, ya que estudiaba por las mañanas y trabajaba por las tardes. Lo cual nos dejaba a Mamen y a mí la casa para nosotros solos toda la tarde. Esto nos permitió probar cosas nuevas y, sobre todo, sitios nuevos. Podíamos hacerlo falto problemas en el exhibición o la cocina, por ejemplo
Un data estábamos sentados en el turca viendo la tele posteriormente de comer. Echaban un programa que nos gusta mucho. Era un programa de esos de zapping en los que repasan las imágenes más curiosas que hayan ocurrido en otros programas el fecha previo y luego las comentan a través de todos los presentadores. En este en específico hay tal unos seis o roto presentadores, de los cuales la mitad son chicas. Suelen ir rotando, bien que aproximadamente invariablemente son los mismos. Las chicas en definido son proporcionado jóvenes y son todas bastante guapas, con pechos enormes y cuerpos perfectos. Supongo que elegidas a empeño para alzar audiencia de por medio los hombres, porque también las suelen calzar con prenda asaz ceñida y escotada para que luzcan bien sus encantos. Desde luego a mí me ponen mucho prácticamente todas y más de un jornada, cuando he estado yo sólo viendo el programa, he acabado masturbándome en el canapé disfrutando de la visión de esas bellezas.

Este jornada en concreto estaban asimismo debatiendo sobre formas de ascender audiencia en los programas. Sacaron imágenes de presentadoras de programas de celebridad y fueron comparando la evolución de la audiencia con la merma de la prenda, de manera que se demostraba que eran hechos ligados el uno al diferente. También, los programas con más audiencia eran aquellos en los que las presentadoras tenían los pechos más grandes. Todo esto me fue poniendo asaz cachondo, porque cada presentadora estaba más buena aún que la primero. Y en el momento que por fin se pusieron a debatir ellos sobre el tema las cámaras se fueron centrando en todas las presentadoras del programa. Ese jornada se habían puesto indumentaria fundamentalmente escotada y ceñida para hacer hincapié en el tema. Y todas ellas aludían a que sus encantos eran aún mayores y más hermosos que los de las presentadoras de los vídeos. La presentadora que más me pone de todas, una murena con antiparras, filamento largo, labios pintados de bermejo entusiasmado y boca desmesurado, se agarró los pechos y comenzó a frotarlos y menearlos enseñándoselos a cámara y diciendo que sus pechos no tenían nulidad que ambicionar a los de las chicas de los vídeos. Y las cámaras se centraban en su escote, que dejaba disminuido a la imaginación

Una vez que mi gallina estaba exteriormente del todo la agarró con fuerza y la estrujó, empezando a masturbarme. Lento al principio y cada vez más rápido y más fuerte. Al cabo de un momento volvió a recostar sobre mí. Esta vez me besó en la punta del cabrón. Le dedicó varios besos cortos y húmedos. Sacó la punta de la lengua y me lamió el ojal por el que ahora empezaba a salir líquido pre seminal. Rodeó el cabrón con sus labios y succionó las gotas a medida que salían. Luego retomó el movimiento de la mano para masturbarme. Sus labios y su lengua subían y bajaban por mi muchacha recorriéndola a la vez que su mano. Me la ensalivó bien para que sus gordo deslizaran desprovisto problemas y poder subir el ritmo de la chupada, además del de la paja.

El placer era enorme y empecé a quejarse y bufar. Acaricié su espalda y fui deslizando mi mano por ella inclusive llegar a su culo. O acaricié y volví a subir por su espalda. Esta vez metí los gordo por hipo de su camiseta y se la fui subiendo a medida que la acariciaba, hasta llegar a su sujetador. Lo desabroché y llevé mi mano a sus pechos, hoy en día libres. Agarré uno de ellos y se estrujé. Lo acaricié en exploración del pezón. En el tiempo que lo encontré lo pellizqué y jugueteé con él con la yema de mis extremo, notando cómo se endurecía.

Ella seguía chupando mi muchacha con ganas. Veía su cabeza subiendo y bajando con ligereza. Notaba sus labios golpeando contra mi pelvis y su lengua recorriendo toda mi muchacha. En un momento dado dejó su boca rodeando mi falo, apresándolo con los dientes. Llevó las manos a mi ceñidor y lo desabrochó. Luego me soltó el botón y abrió bien la abertura. Me bajó un corto el slip. Yo levanté un poco las caderas para que pudiera bajarlo más, con lo que mi cabrón rozó sus dientes, provocándome un estremecimiento de placer que me hizo lanzar un lamento. Me sacó los huevos y los agarró con una mano, acariciándolos y jugueteando con ellos mientras retomaba la chupada, agarrándome la moza con la otra mano.

Yo seguía acariciando sus pechos y pellizcando sus pezones. Actualmente me dedicaba a mirar a la tele, hoy que la morena volvía a reemprender las caricias sobre sus pechos para mostrar de nuevo que eran enormes, más grandes que los del resto de presentadoras. Observarla tocarse mientras mi novia me la chupaba era una creencia inverosímil. Me fijé en sus labios: grandes, carnosos y de un colorado entusiasmado súper sensual. Imaginé que eran ellos los que succionaban mi muchacha en ese momento. Fantaseé con mi botón entrando y saliendo de esos pechos enormes. Imaginé que era esa larga melena morena la que colgaba sobre mi entrepierna, haciéndome picor en la cadera al ritmo de la mamada. Acaricié con la mano que tenía libre el crin de mi novia pensando que acariciaba a la presentadora, empujando su boca contra mi muchacha para que se la tragara entera mientras empujaba con mis caderas hacia arriba. Mis gemidos y mis jadeos eran cada vez más intensos a medida que el placer me consumía y me acercaba al orgasmo. Me follaba la boca de mi novia con fuerza, apretando hoy en día con fuerza su cabeza hacia abajo con las dos manos y disfrutando de la visión de una presentadora que me volvía loco desde invariablemente. Empecé a gritar de placer: "Sí, sin duda. Evidentemente, sííííííííííí”. Cerca de se me nublaba la vista, pero quería seguir viendo a aquella divinidad en la tele. Eternamente había soñado con correrme en su boca, esa boca grande con unos labios increíbles. Y muchas gracias a mi novia estaba a punto de conseguirlo.

Entonces, de repentinamente, se oyó un ruido. Al principio no lo reconocí. Mi novia no, porque siguió chupando mi muchacha sin bajar el ritmo apasionado. En seguida me di cuenta de que era el articulación de una llave girando en la portón de la casa. Antiguamente de que me diera tiempo a reaccionar, la salida comenzó a abrirse y vi despuntar la cabeza de María Jesús, actualmente que la abertura de entrada da directamente al aula. Mientras entraba lanzó un agasajo:

- Holaaaaaaa.

A partir de junto todo sucedió demasiado rápido. Mi novia se incorporó de golpe, llevándose una mano a la boca y la otra al pecho, tratando de tapar sus tetas que colgaban hoy en día al aire por tener el sujetador desabrochado y la camiseta levantada. Lanzó un gritito abrumado y salió corriendo para encerrarse en el balneario, dando un desprecio. Yo tiré de mi pantalón hacia arriba, pero mi pene estaba dura tal una piedra, y mis embrión hinchados, a punto de correrse, por lo que apenas pude subirlo. Así que cogí uno de los cojines que tenemos invariablemente en el sofá y me lo puse por arriba, tratando de tapar mi moza desnuda y la tremenda erección. Crucé las piernas y sujeté el colchoneta con una mano, mientras me reclinaba en el turca y me colocaba el tercero brazo posterior de la cabeza, apoyándome en él y tratando de adoptar una postura natural, tanto si estuviera viendo la tele falto más.

En en qué grado entré cerré la entrada y me tumbé en la yacija. Me subí un disminuido la camiseta y me bajé los bragas y el slip inclusive las rodillas. Mi muchacha saltó tanto un resorte. Había bajado la erección pero aún estaba excitada. La agarré y empecé a acariciarla, con lo que vertiginosamente volvió a ponerse a tope. Cerré los ojos y pensé en la presentadora y en mi novia. Visualicé la escena como si la viera desde fuera, imaginándome que me veía a mí mismo en el diván, con mi novia agachada sobre mí comiéndose mi chica mientras yo le empujaba la cabeza con las dos manos y miraba la tele extasiado. Empecé a pelármela más rápido, deseando correrme lo anteriormente posible. No obstante iba a conseguir correrme en la boca de la presentadora, aunque afuera en mi imaginación. Agarré la base de mi moza con una mano y con la otra fui subiendo la velocidad de la paja. Empecé a resollar suavemente, mordiéndome el labio para desear no gritar de placer.

De súbitamente noté una evocación rara, a modo si me observaran. Abrí los ojos y vi a María Jesús de pie en la portón de mi habitación, mirándome. Tenía una sonrisa pícara en la cara y se mordía el labio inferior falto quitarme ojo, mientras se apoyaba contra la entrada. Me quedé helado, con la pene agarrada con las dos manos y carente saber qué hacer. No sabía cómo reaccionar. Puso sus manos sobre las mías y me las levantó pausadamente, fijando su mirada en mi polla, que iba asomando por bajo. Finalmente me apartó las manos del todo, dejándolas caer a ambos lados de mi cuerpo. Al liberarse de la presión de mis manos, mi muchacha saltó tiesa de nuevo y quedó apuntando al techo unos segundos, precedentemente de caer sobre mi corazón. Entonces ella la agarró con una mano y la volvió a poner apuntando al techo. Empezó a acariciarla despaciosamente pero con fuerza, subiendo y bajando mientras giraba a la vez la mano. Al llegar al cabrón colocaba la palma sobre él antiguamente de volver a enrollar sus dedos aledaños de la gallina y volver a descender por ella. Mientras me acariciaba se mordía el labio inferior. Sacó la lengua y empezó a lamerse los labios con ella escaso aislar los ojos de mi pene. Con la otra mano se empezó a acariciar los pechos por arriba de la camiseta.

Yo estaba alucinando. En absoluto me hubiera imaginado que pudiera pasar esto. María Jesús era sólo una amiga. Nulidad más. Es afirmación que si me fijaba en ella tal mujer podía ver que estaba muy bien, pero eso jamás lo había hecho hasta hoy en día. Quizá por error de las palabras de mi padre, las cuales recordé en ese momento. Intenté armarme de valor para pedirle que parara y que se exteriormente, que eso no estaba bien y debía dejarlo. Pero entonces ella se agachó, apoyándose en la piltra sobre un brazo mientras con la otra mano agarraba a la vez mis huevos y mi gallina y se la metía entera en la boca. Sentí su calor envolverla, su lengua humedeciéndomela y sus labios rozar mis germen, apresados a través de sus dedos. Y en ese momento la sangre volvió a bajar a la cabeza de debajo y me dejé llevar.

María Jesús empezó a deslizar su boca por toda mi gallina, ensalivándola y lamiéndola. Poniéndomela de nuevo tan dura a modo en el tiempo que me la chupaba mi novia, o inclusive más. Porque ahorita había descubierto un nuevo morbo: un morbo diferente que me daba ver cómo mi amiga de la niñez, mi compañera de firme, la chica que era mi confidente y la persona que mejor me conocía en el mundo, estaba agachada devorando mi polla. Me quedé atraído viendo cómo la sensualidad de mi apéndice salía y entraba de su boca, emergiendo de entre sus labios para enseguida volver a desaparecer a través de ellos. Notando cómo su lengua se apretaba contra mis venas y las recorría con la punta. Oía el ruido tanto de chapoteo que su boca hacía mientras lamía y succionaba.

Entonces ella se sacó mi gallina dela boca y se enderezó. Me sacó los zapatos y los calcetines y aproximadamente me arrancó los greguescos y los slips de la fuerza con la que me los quitó. A insistencia se sacó la túnica y se quitó el sujetador, dejando a la vista unos pechos redondos, firmes y de grandes aureolas. Tenía los pezones gruesos y excesivo tiesos. Se los pellizcó y luego bajó las manos hasta sus muslos. Llevaba puesta una falda corta pero ancha, con lo que sus muslos quedaban por poco al descubierto al estar de rodillas. Metió las manos bajo la falda y se acarició la bragadura con una mano, gimiendo y llevándose la otra mano a la boca, en que se introdujo un anular y se dedicó a chuparlo de una manera tan sensual que me volvía loco sólo con verlo.

Entonces me separó las piernas y se puso de rodillas entre ellas. Agarró de nuevo mi chica con una mano y los huevos con otra. Acercó su cabeza a los chichón y los besó mientras los estrujaba. Luego sacó la lengua y con la punta fue recorriéndolos, haciéndome picazón y provocándome escalofríos de placer. Llevó la lengua a la base de mi moza y la lamió entera, de bajo arriba, asaz despacito. Al llegar al botón lo lamió con la punta, jugueteando con mi boquete e intentando meterla por él. Luego volvió a llevar la lengua a la base de mi polla, a la altura de los coraje y volvió a ascender por ella. Lo repitió varias veces, lamiéndomela y ensalivándola, siguiendo el curso de mis venas y son dejar de estrujarme los embrión.

Yo no paraba de sofocarse y quejarse de placer. No podía descartar la mirada de su cara, viendo cómo me lamía la pene y me miraba con ojos de vicio y deseo. Su melena rubia caía ondulada a ambos lados de su cara, rozando mis muslos y mis huevos.
- Trágatela, vamos, trágatela.
 
Pero ella seguía lamiendo lentamente, tomándose su tiempo.
 
- Por favor. No puedo más. Me estás volviendo loco. Trágatela de una vez.
 
Me sonreía pero no dejaba de lamérmela. Cambió las lamidas por besos en el falo. Eran besos lentos, cálidos, con los labios envolviendo toda la punta de mi falo. Mientras tanto repitió con la uña el trayecto que antes hacía con la lengua, acariciándome con ella. Mi gallina palpitaba de deseo y impaciencia, y por fin ella decidió tragársela. Se la metió en la boca escaso a carente, bajando despacio inclusive que sus labios tocaron mis germen. Entonces subió también pausadamente. Mientras todo el trayecto de cuesta y de subida fue lamiéndomela. Al ascender, además de lamerla también me la succionaba. Pude ver cómo se hundían sus mejillas al hacerlo.

Fue cogiendo celeridad mientras yo gemía más y más fuerte, hasta poco más o menos llegar a gritar literalmente de placer, diciéndole que siguiera, que me la chupara más rápido, que se la tragara más interior y que me volvía loco. Ella lo intentaba y subía el ritmo sin parar, clavando su boca contra mis germen al bajar. Su melena se movía con violencia arriba y debajo. Con una mano sujetaba mi gallina por la base y con la otra acariciaba mi andorga y mi pecho, metiéndose por sub de mi camiseta. Yo empujaba su cabeza, la agarraba por los hombros, le acariciaba cada centímetro de su cuerpo que alcanzaba. Esa cabeza y ese cuerpo me estaban dando un placer inenarrable y quería acariciarlos, besarlos, morderlos...

La mano siniestra, con la que acariciaba mi pecho y pellizcaba mis pezones, se deslizó de nuevo hacia mi andorga. De en aquel lugar pasó a mi entrepierna y a mis muslos. Acarició la parte interior de mi extremidad siniestro y subió por él. Llegó inclusive mis abultamiento y se deslizó bajo ellos. Noté cómo una uña jugaba con la piel de mi envoltura testicular, haciéndome picor y provocándome escalofríos de placer. Luego se deslizó un escaso más hacia bajo. Adiviné dónde iba y por un lado me asusté, aun por demás me excité aún más.

Cuando noté la punta de un extremo jugueteando con mi recto, tratando de encontrar el agujero de entrada, mi cuerpo se estremeció y lancé las caderas hacia arriba en un función reflejo. Ella cerró la boca en torno a mi chica y la apresó con los dientes, atrapándola para que no me moviera. Y entonces su corazón siguió buscando hasta localizar su objetivo. Se introdujo sutilmente en mi recto. Al principio sólo la punta, bien que fue haciendo presión inclusive entrar poco más o menos hasta la mitad. Lo dejó en aquel lugar metido. Mi cuerpo estaba tenso, aterrado gamuza esta noticia corazonada en una zona que perpetuamente pensé que permanecería virgen para invariablemente. Mas he de acatar que me gustaba. Y disminuido a carente fui relajando mi cuerpo, aceptando el juego. Mi chica, en cambio, allá de relajarse se puso no obstante más dura y se hinchó un disminuido más.

Ahora María Jesús combinaba la mamada en mi pene con la penetración en mi culo. Mis caderas se movían arriba y abajo, intentando que mi pene entrara inclusive el fondo de su garganta al ascender y que su gordo me penetrara por completo al bajar. No podía dejar de gritar de placer, chillándole que no parara. El ritmo de la chupada y de la penetración eran tremendos. Mi cuerpo se estremecía de placer. Mis chichón palpitaban. Noté cómo se hinchaban, preparándose para descargar todo su contenido. Sentí cómo un líquido caliente los recorría y pasaba a la base de mi moza, subiendo por ella, que temblaba y palpitaba a medida que el líquido ascendía.

Intenté avisar a María Jesús pero no pude. Sólo podía ulular de placer y no era capaz de articular ninguna palabra. De todas formas ella pareció notar que iba a correrme porque su cabeza dejó de alzar y bajar. El extremo de mi culo se introdujo inclusive el fondo y su cabeza bajó hasta que sus dientes se clavaron en mi bacinete y noté cómo mi chica alcanzaba el fondo de su garganta, sus labios cerrándose en cabrestante a la base de mi pene y a mis embrión.

Unos instantes después noté cómo el semilla empezó a salir a borbotones de mi polla. Sentí un calor y un cosquilleo en el ojal de mi brote con cada agitación. Noté cómo se dilataba para dejar salir lo que debían encontrarse siendo unos chorros de leche enormes. María Jesús seguía firme apresando mi polla y follándose mi culo. Yo apreté su cabeza hacia bajo y levanté mi anca, tratando de meter mi moza aún más adentro de su boca y ahogándola con mi corrida. El semen no dejaba de salir a chorros y pude ver cómo un disminuido escapaba en un hilillo por la juntura de sus labios.

Cuando definitivamente terminé de correrme relajé mi presión sobre su cabeza. Ella sacó el corazón de mi culo y agarró mis abultamiento, estrujándolos para que expulsaran inclusive la última gota que quedara en ellos. Mientras, volvió a caminar mi moza con su boca, recogiendo cada gota de esperma que pudo encontrar. Siguió así un lapso incluso ulteriormente dejarla bien limpia, hasta que notó que mi erección empezaba a remitir. En ese momento se la sacó de la boca y se tumbó a mi lado. Yo seguía jadeando, tratando de aliviarse la aspiración. Me volví hacia ella y la besé, agarrando su cara con la mano y acariciándola. Metí mi lengua en su boca y noté un aroma extraño en mi lengua que identifiqué tal mi propio simiente.

Nos besamos un rato, inclusive que ella se levantó y, exento decir nulidad, recogió su traje y se dirigió a la abertura. Yo la llamé por su nombre, cerca de en un susurro, ahogado aún por el placer:
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Posted by: sandra79 at 04:04 PM | No Comments | Add Comment
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