January 23, 2020

Hoteles en venecia

Alojarse en Venecia es bastante caro. Esta mágica ciudad rodeada de canales acoge anualmente más de 22 millones de turistas, siendo uno de los principales destinos turísticos del mundo. Pese a que hay bastante oferta en la isla, dormir en Venecia no es fácil ni barato. Primero porque los precios de los hoteles son bastante elevados. Y segundo, porque en muchos casos los accesos a pie son complicados. En este post os contamos las mejores zonas y hoteles donde alojarse en Venecia.

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April 29, 2016

fustración

Ultimo amanecer (jueves) del mes de abril, precedentemente del puente de mayo. Preparamos mientras la hebdómada, un botellón con mis amigos en el cercado de siempre. Convencí a mi chocho para que me dejara su furgoneta, para poder ser yo, esta vez, el que lleve las bebidas. Compro bebidas alcohólicas, refrescos, hielo…, y lento con la gente. Pero se empiezan a rajar: que si uno se va con sus padres al pueblo, que si otro se va a la margen, que si otra va a visitar a una madre a Mérida, y otro no puede salir porque le han castigado, y otra no viene porque si no va la gente… Total, que me despilfarro un montón de euros, para que no se presente la gente. Una mierda de video xxx. A las ocho, en el bosque estamos: uno que pasaba por lejos a decir que no puede venir porque se va a litoral, pero se toma una copa rapidita, mi novia Novillada (Lili para los amigos), su indemnización Nuria y yo (de una caterva de once en medio de chicos y chicas).

Estaba tan enfadado que ni un cubata me tomé. Lili me intentaba atreverse, puso mi grupo de musica funky favorito, y ni con esas. Nuria mientras, igualmente me intentaba consolar, diciendo que estaábamos los que teníamos que habitar, y que teníamos que disfrutar a tope de la tenebrosidad y del fin de semana largo que se nos venía arriba. Al oír eso, recapacite y pensé que llevaba razón. Me fui a poner un cubata y en el tiempo que me iba a poner aguardiente, vi que la redoma estaba con el culo, que no había ni para cubrir un frialdad. "¡Joder!, lo que más me gusta y se ha terminado" colgante en artículo admisión, con tono airado, mientras me volvía hacia las dos primas con la bombona de licor en la mano. "¿Y qué pasa, que yo no cuento?" me dijo Lili mientras me plantaba un morreo con lengua delante de su indemnización. "Si, claro", dije. "Pues bebe otra cosa". ¡Se habían ebrio en menos de media instante una redoma de aguardiente de por medio las dos! Estaban muy contentas, risueñas y saltarinas, cuchicheando al audición la una de la otra, cantando y bailando con la filarmonía, es decir, se lo estaban pasando genial.

El verlas tan felices, bailando, bebiendo y pasándolo bien, me fue borrando escaso a disminuido el irritación del botellón de mierda que habíamos hecho, en el que trío personas estaban con un aglomeración de botellas y desinterés, en un bosque falto aproximadamente gente. Y en el tiempo que comenzaban a aparecer las primeras sombras de la noche, Lili, a continuación de una tanda de cuchicheos y risitas, se acercó a mí, y con un resonante morreo con lengua, me dijo al oído: "Estoy caliente". "¿Qué?", contesté. "Mi plus me ha preguntado qué parecido eres enrolándote, le he raro a mi prima lo que hacemos, y me he puesto caliente". "¿Qué?", repetí más escéptico que antiguamente. "Le he dicho a Nuria cómo te chupo la moza y ella me ha dicho que quiere aprender". Mientras me lo decía, veía el cuerpo fino de su prima saltando al ritmo de la tonalidad, con el vaso lleno de cubata, y sonriéndome exento parar. "¿Qué quieres haga…?" le joya más sorprendido cada vez. "Que hagamos…", me rectificó al momento mi novia. "Nos vamos los terna al descampado, y seguimos allí la fiesta".

La idea no me parecía mala, pero en mi mente era sólo para Lili y para mí. "Venga, ¿qué contestas?", me dijo desprovisto espacio para asimilar la idea. "Es que…". "Es que ¿qué?", me contestó separándose un disminuido de mí, sacando su cara de sobre de mi aliento, y mirándome a los ojos. Me fijé que los tenía rojos, mezcla de la ardor del momento y de los cubatas que empezaban a hacer su efecto. Al momento, su prima igualmente paró de moverse, y se quedó tal una china, desprovisto mover un músculo, con la mirada clavada en nosotros. Pasaron unos segundos, que para mi fueron excesivo cortos y para Lili y Nuria fueron eternos.

La idea me excitaba, pero para dos solamente… "Bueno… ¿qué?", inquirió mi novia, que se la notaba hoy un corto impaciente. Asentí con la cabeza, y al moento las dos primas pusieron una gran risita en su cara, y saltaron a modo locas derredor mío, con la filarmonía sonando y cantando a grito pelado. Al rato, en el momento que oscureció cerca de del todo, recogimos los vasos y botellas vacías, lo guardamos todo en el vagón y nos montamos rumbo al descampado, a las arrabal de la ciudad, lo que llaman "El Cerro Chico". Yo iba delante (conducía), y las dos primas atrás. Estuvimos en marcha como unos veinte minutos, duración en que las dos chicas estaban nerviosas. No paraban de reirse, cuchichearse en el atención y moverse avante y atrás de la furgón, y se las notaba nerviosas. Lili me dijo que parara en un camino forestal que había a la derecha, y que internara un poco por él, y así lo hice. Cuando me lo indicó, yo paré la furgoneta. Al momento, mi novia se bajó y me dijo que me sentara al lado de su plus. Ahorita el nervioso era yo. Primitivamente de entrar otra vez en la furgón, Lili me dio un ósculo, corto pero mucho dulce en los labios y me susuró al audición "Disfruta".

Me senté con Nuria a mi diestra y Lili a mi izquierda. Mi novia puso cara de pillina y dijo con cadencia que por qué no le enseñaba lo que tengo a su plus. Puse cara de no saber qué era eso, pero a un beso suyo, entendí velozmente lo que era. Me bajé el pantalón y los slip, dejando al aire mi verga, que aún estaba dormido. Nuria lo miraba con cara de satisfacción y libídine, y Lili hoy lo tenía visto. Sus besos y caricias en mi pescuezo y hombros (uno de mis puntos débiles), añadido a la entusiasmo del momento, hicieron que mi polla se fuera agrandando un carente. En el momento que tomó un volumen que Lili consideró adiestrado, dejó los besos para otra entidad (mi chica), y con una mirada a su gratificación y un "Ahora te voy a enseñar", empezó a comerme el apéndice delante de su prima, que mirába atónita al movimiento de cabeza de mi novia.

Primero de daba besitos y pasadas de lengua por la punta y el tronco, subía de abajo a arriba y volvía a bajar, hasta que en una de esas subidas, se enterró mi miembro viril en su hendidura labial. Yo al momento, comencé a pasar la mano por la espalda de Lili, y además se la pasé por tras de los hombros a Nuria, que miraba extasiada cómo me chupaba la pene su prima. Al ratito, Nuria se comenzó a agachar en dirección a mi bálano y a la cabeza de Lili,, que, al sentir la presencia de ella, soltó mi polla de su boca, y le dijo "¿Quieres probarla?

Era el último semestre de la preparatoria, el paso conclusión para comenzar la claustro. Yo deseaba estudiar la carrera de medicina. Desde eternamente, me había imaginado con mi bata blanca, salvándole la vida a miles de personas. En unas cuantas semanas, comenzaría con la preparación que me permitiría cumplir mis sueños. Todo era excelente. Mis calificaciones, tal cada semestre, apuntaban a ser las mejores, pero no podía faltar el negrito en el arroz. El consejero de letras me bajó de mi nube. Mi reporte de ojeada, que representaba el ochenta por centenar de la nota colofón, y que había entregado con unos días de anticipo, conforme sus palabras, no había sido lo que los dos esperábamos. Me dijo que la calificación que merecía, siendo él bastante generoso, no era mayor al cincuenta. Hice algunas cuentas, y si lo que me decía era cierto, no aprobaría la materia. El mundo se me caldo arriba.

Con una ademán de clara desespero, le pregunté si había algo que podía hacer, posteriormente de todo, el plazo para la entrega del trabajo aún no se cumplía. Permaneció conveniente años callado, y yo seguí suplicando. Por escaso me pongo de rodillas. Definitivamente habló. Me pidió que exteriormente a su notaría ese mismo día por la tarde, en el tiempo que las clases se terminaran. Me dijo que así podríamos hablar del problema con más calma. Acepté de inmediato. El educador se marchó, y yo volví a clases. Al principio no encontré sospechosa su proposición, pero al hablarlo con mis amigas, me di cuenta de sus intenciones.

Una de ellas, me contó lo que le sucedió a su plus en el tiempo que estuvo en la preparatoria, terceto años atrás. El consejero le dijo cabalmente las mismas palabras. La chica asistió a la cita. Por miedo a no aprobar la materia, se ofreció a hacer cualquier entidad para agenciar una buena nota. El maestro aprovechó la desespero de la muchacha, y la obligó a practicarle partes bucal. Cuando mi compañera terminó de puntualizar la historia, surgieron casos similares de otras bocas. Comenzaba a creerles. Tal indican, en el momento que el río suena, es porque agua lleva. Pero, aunque esas historias fueran aseveración, tenía que ir a su agencia esa tarde. No me podía dar el aparato de reprobar. No retrasaría mis planes por una succión, al fin y al cabo, no sería la primera ni la última que haría en mi vida.

Me fui a mi casa. En seguida de comer, tomé un baño y me vestí tanto si a mi pretendiente externamente a ver. Inclusive me perfumé, entidad que rara vez acostumbraba. Si tenía que hacer lo que las otras chicas, no estaba dispuesta a tomar el papel de mártir. Si tenía que mamársela al cincuentón, lo disfrutaría. Bajé de mi habitación. En el tiempo que estaba por atravesar la portón, se me ocurrió algo para disfrutar más del encuentro. Regresé a mi cuarto, tomé una pequeña caja, y partí rumbo a la escuela.

Llegué al colegio en unos cuantos minutos, no quería ser impuntual. En el pasaje hacia la oficina del catedrático, me encontré con un compañero del taller de artes. El pobre hombre estaba loco por mí, pero era... ¿Cómo decirlo para que no se escuché tan feo? Hoy se, tenía cara de orfebrería mal hecha. Me entretuve con él más edad del que esperaba. Por más que intentaba zafarme, él seguía con la conversación. De su boca salían palabras, una después de otra, pero yo no escuchaba. Pellizco me caldo a la mente. Para quitármelo de encima, le hice una proposición. Le pedí un ayuda a cambio de salir con él un fin de hebdómada. La idea era un exiguo loca, pero él aceptó con gusto. Salió corriendo rumbo al feria de artes. Yo continué con mi camino.
Toqué la abertura de la notaría y mi doctor me abrió. Me invitó a pasar y tomar asiento. El se sentó en la mecedora atrás del buró, yo en el pequeño mecedora frente a éste. Pero trataba de disimularlo, le gustaba la forma en que estaba vestida. Empezó a dialogar sobre la escuela y la vida en general, tanto para no tener remordimientos de haber sido directo. Luego de conocer sus gustos y aficiones, pasó, por fin, al asunto del reporte de lectura. Allá fue en el momento que intervine en la plática. Él me preguntaba, yo le respondía, o contrariamente. Ulteriormente de diez minutos de darle vueltas a las cosas, fui al grano. Hoy no podía esperar más. Si quería sexo expresado a cambio de darme una buena nota, era mejor que lo dijera de una buena vez. Actualmente estaba harta de esperar, y mi amiga asimismo. No externamente a ser que dejara de escucharlo adyacente conmigo.

-Bueno profesor, ya fue mucho perder el edad. ¿Qué es lo que quiere que haga? ¿Qué me va a exigir para aprobarme en su clase? ¿Son ciertos los rumores acerca de usted?

-Eso depende de qué informan esos rumores. No puede usted creer todo lo que los educando informan de los maestros. Algunas cosas las inventan, nulidad más con el fin de molestar. Mire, lo que yo quiero a cambio de darle una buena nota, es hacerle un examen oral, para comprobar sus conocimientos y habilidades.

-Entonces, ¿me va a preguntar acerca de los temas vistos en clase? ¿Quiere saber si en confirmación he aprendido? ¿No es así?

-Bueno, no exactamente. Éste examen enunciado del que le estoy hablando, es un escaso distinto.

-No entiendo. Sea claro, por amparo.

-Está bien, dejémonos de tonterías. Voy a ser claro con usted. Esos rumores que escuchó son ciertos. Si quiere aprobar mi clase, va a tener que usar sus habilidades bucales.

-¿Mis habilidades bucales? Creí que sería claro. ¿Qué quiere decir con eso?

-Habilidades bucales, ¿cómo que no entiende?

-No, no entiendo. Sea específico, por amparo.

-Está bien niñita. Si quiere pasar mi materia, va a tener que mamármela. Si quiere salir de la preparatoria éste semestre, va a tener que chuparme la verga hasta que me canse de que lo haga. Si quiere entrar a la colegio de medicina, se va a tener que tragar mi cuajada. ¿Ahora si entendió, damisela?

-Claro que entendí.

El instructor se levantó de su asiento. Al mismo años que se acercaba a mí, se fue abriendo el cierre de los zaragüelles. Sacó su polla, mucho más apetitosa de lo que imaginaba para su edad. No era asaz grande, pero si gruesa. Tenía una cabeza gorda, aproximadamente púrpura. Debió haber estado bastante agitado, porque el lubrificante escurría por el tronco, a chorros. Estuve a punto de metérmela en la boca en el momento que me lo ordenó, pero debía apegarme al plan. Me levanté del mecedora. Caminé hacia la portón y la abrí. De inmediato, entró mi compañero, a quien me había encontrado en el pasadizo minutos primitivamente. Apuntando hacia el miembro elevado del consejero, disparó su habitación. El esforzado flash lastimó un exiguo los ojos del modelo. Luego de sobarlos, me hizo una pregunta, al mismo duración que guardaba su miembro.

-Pero, ¿qué significa esto? ¿Quién se ha fatuo para hacerme esta jugarreta?

-Alguien mucho lista, catedrático. Ahorita tengo pruebas de lo que intentaba hacer. Además de la foto, he grabado nuestra conversación con ésta grabadora. La tenía guardada en mi saquillo, y usted, ni cuenta se dio.

-¿Cómo se atreve, pupila estúpida? Esto lo...

-No, no, no. Cuide su tesoro. Recuerde que lo tengo en mis manos. Si no quiere que las autoridades de la escuela, y las judiciales, se enteren de todo, será mejor que sea más amable.

-Y, ¿qué quieres a cambio de quedarte mutis? ¿De seguro me vas a pordiosear un cien? ¿Verdad?

-Bueno, sin duda, si le voy a pordiosear eso, pero incluso pellizco más.

-¿Qué? Habla ahora.

-Quiero que sigamos con el examen bucal, pero que ésta vez lo haga usted.

-¿Quieres que te practique sexo digestivo? Bueno, eso no es demasiado astuto de tu parte. Si pensaste que eso me molestaría, estás demasiado equivocada. Voy a disfrutar de comerme ese coñito, con el que tantas veces he fantaseado.

-Y, ¿quién dijo que el examen va a ser conmigo? Ándale Pedro, a lo que viniste.

Pedro, como se llamaba mi compañero, se bajó los greguescos y el bóxer hasta los tobillos. No se si la situación le había parecido intrigante, o si era la idea de que un educador se la chupara, pero actualmente la tenía como mineral. El cincuentón se veía indignado, pero yo estaba sorprendida. Ese compañero al que todas rechazábamos por feo, se cargaba un artefacto digno de asombro. Su grosor y volumen eran impresionantes. Las venas se le marcaban colmado, a modo si externamente a explotar. El bálano era azafranado y se apreciaba perfectamente, ya que estaba circuncidado. A pesar de su gran extensión, estaba durísimo, y apuntando al firmamento. Se me hacía linfa la boca carencia más de verlo. Sentí envidia del consejero, y por poco le pido cambiar de lugares, pero debía seguir con el plan. Le ordené que empezara a mamársela a Pedro.

Quien precedentemente se sentía el monarca del mundo, con una doncel a sus pies, a punto de hacerle una mamada, estaba airado. Me miraba con ojos de querer matarme, aumentando mi entretenimiento. Se podía adivinar que el profesor era el típico macho, de esos que odian a los homosexuales y tratan a las mujeres a modo simples objetos. El saberse escaso salida, falto otra opción que practicarle genitales expresado a ese muchacho de pene impresionante, debió haber sido inferior que la muerte para él. El simple hecho de imaginar la humillación que aquello le significaba, me excitó. Mis biquini estaban mojadas. Deseaba ser yo la que se comiera esa hermosa polla.
 
El profesor se hincó frente a Pedro. Cerró los ojos, no para disfrutar al máximo, sino para no presenciar lo que estaba a punto de hacer. Con una lentitud que me ponía más caliente, acercó su lengua a la punta de la verga de mi compañero, hasta que finalmente la tocó. Pedro suspiro en cuanto sintió esa humedad en su glande. El cincuentón recorrió todo el tronco con su lengua, una y otra vez. Chupaba cada centímetro de aquel hermoso falo, con asco y no queriendo hacer algo más. Le ordené que lamiera también los huevos. Así lo hizo, con torpeza, pero eso no nos importaba a nosotros. Pedro y yo estábamos gozando, él por la mamada, y yo por el espectáculo.

En el tiempo que entrambos testículos habían pasado por la boca del instructor, le colgante que regresara a lo que hacía primitivamente. Precedentemente de que le diera la consecutivo indicación, apretó el cabrito de por medio sus labios, me imaginé que lo rodeaba con su lengua. Luego fue bajando carente a poco, hasta que se tragó más de la mitad del miembro. Se quedó quieto por un momento, para luego afiliar un sube y baja con el pene dentro. En algunas ocasiones, hacía tal si fuera a vomitar, supongo que porque la punta llegaba a su garganta, pero nunca lo hizo. Pedro gemía tal un loco. Su mamador no era excesivo bueno, pero igual estaba disfrutando. Yo, por mi parte, había metido una mano bajo mi falda. Me estaba masturbando. Aquella escena, pero sobre todo aquella verga, me tenían sumamente excitada.

Le pedí al doctor, ya con un tono de dicción menos autoritario, que masturbara el parte que quedaba exteriormente de su boca. Me obedeció. Pedro estaba tan concentrado en el placer que sentía, que se había arrinconado, al igual que yo, de una parte del plan. Venturosamente lo recordó. Colocó la habitación por sobre de los dos, y disparó el flash varias veces. Al principio, espantó a su mamador, pero en seguida tal que le gustó, porque empezó a mamar con más ganas, ahora no se veía asqueado. Sacaba y metía el bálano cada vez más rápido. Su lengua no dejaba de moverse. Al exiguo rato, aproximadamente toda la verga se perdía en su boca. Con una mano, se bajó los pantalones. Empezó a masturbarse.

No pude resistir más. Corrí a ayudarle al consejero en su labor. Pedro no se lo esperaba, tenía dos lenguas luchando por empapar su mástil. Cuando yo pasaba mis labios por el tronco, el instructor se metía succionaba el glande. Si él se metía la verga inclusive la garganta, yo me ocupaba de las bolas. Competíamos uno contra el ajeno, por abarcar tan delicioso espécimen. Mi compañero estaba encantado, jadeaba a modo animal, tal señal de su inmediato corrida. Cuando su miembro empezó a ensancharse, empujé al consejero, tirándolo al suelo. Quería ser yo, la única que probara el secreción de tan rica muchacha.

Introduje lo más que pude en mi boca, y moví mi lengua con gran aceleración. Pedro me puso las manos en la cabeza, y metió su bálano hasta el fondo. Soltó el primer surtidor de cuajada en mi garganta. Sentí que el aire me faltaba, y eso me agrado más. Me tragué ese y cada uno de los estallido siguientes. En el tiempo que aquel delicioso falo dejó de esputar, lo saqué para verlo de valla. Era precioso, enorme y grueso. Le quedaba una gota de leche en la punta, la tomé con el extremo, y la lleve a mi boca. La saboreé tanto jamás.

El instructor estaba sentado en el suelo. Seguía masturbándose. Gateé hacia él, le quité la mano de su pija, y me la metí a la boca. Bastó con tenerla unos segundos adentro, para que explotara en una corrida estupendo. Su leche era más bien amarga, pero no por eso menos rica. Seguí chupando inclusive qua hoy no salió más. Inclusive que el cincuentón me apartó, porque le dolía su falo de tanto lengüetazo.

Cuando pretendía levantarme, sentí una lengua sobre mi clítoris. Era Pedro, arrastrándose hipo de mi cuerpo, había hecho a un lado mis pantaletas. Estaba tan concentrada en mamar la muchacha del catedrático, que no me di cuenta en el momento que llegó a mi bragadura, pero igual se lo agradecí. Estaba bastante excitada, pero necesitaba un disminuido de colaboración para terminar. Tomó mi botoncito de por medio sus dientes. Lo mordió tenuemente. Estaba en la gloria. En pocos segundos llegó un culminación extraordinario. Bañé su cara con mis jugos. Se los bebió todos, limpiándome después a mí. Se incorporó, y yo aun.

Después de todo, los trío habíamos disfrutado del momento. A Pedro se la habían borracho dos personas a la vez. Al cincuentón no le desagradó del todo haber sido una de ellas; también, yo además me encargué de él, a modo era su deseo en un principio. Y yo, bueno, disfruté de dos buenas herramientas y me corrí tanto hace alguien días no lo hacía. Los terceto nos acomodamos la ajuar y el cabello, y salimos de la gabinete. El educador se fue a su casa, con su compañera. Prometió ponerme un ciento, pero le advertí que guardaría las evidencias de todas maneras. Pedro y yo nos fuimos juntos. Había acordado salir con él a cambio del atención que me acababa de hacer. Creí que sería un martirio hacerlo, en certeza que era feo el pobrecito, pero luego de ver semejante verga, ahora no pensaba lo mismo. Me invitó al celuloide. Me pareció mucho tierna su propuesta tan inocente. Tuve que rechazarla, yo deseaba ir a ajeno lugar, a uno en el cual pudiera probar yo sola ese mayestático glande. En el tiempo que le colgante que dejaría que me follara, no tardó en decir que evidentemente.
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como comer un coño

En éste relato quiero distribuir con vosotr@s una de los temas sexuales que más me gustan: el arte del cunnilingus, es decir, el embeleso de comerse un buen coño y de observar el placer que se le da a la mujer.

Es ésta la práctica sexual que creo que es la que más me gusta, ya que me encanta dar placer a las mujeres, observar sus gestos, gemidos y sentir (y degustar) su exaltación. Poco más o menos más que mi propio placer.
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Voy a describir simplemente cómo me gusta hacerlo a mí; doy convicción de que muchas mujeres han disfrutado y se han corrido "pegadas” a mi. Aun iré deslizando los detalles que me vuelven loco personalmente…
 Me gusta comenzar besando profundamente la boca de la mujer, lamiendo orejas y alzacuello, ir quitando la blusón, desabrochando el sostén y comiendo a conciencia sus pezones y axilas. Me gustan las mujeres con cuerpos naturales, con el vellosidad en su sitio y falto operaciones, disfruto igual de unos pechos pequeños que enormes y adoro los pezones con fama grande. Tras un buen calentamiento, bajo la falda o pantalón lentamente, de frente al coño.

Me encanta dejar la braguita puesta al principio…da juego después…
 Tumbada boca arriba, voy alternando mordisquitos y besos en la parte interior de los muslos, adoro los exuberantes y generosos. Al principio, no paso por además de las bragas, pero voy acercándome cada vez más al centro en cada extremidad, aproximadamente inclusive percibir el olor de cada mujer.

Comienzo a acercarme hoy al monte de escultural, guardado aún en sus calzón, comenzando por el interior de un muslo a lamer y en el tiempo que llego al centro, beso al coño aspirando su emanación y paso al tercero jamón.

Adoro que se vayan mojando escaso a escaso, calando las slip. En el momento que ya no podemos más, retiro un poco la tanga, y sólo mimo la parte superior del coño, valla del clítoris. Un detalle: si al retirar la braguita tocando el interior te pringas los dedos, felicitación, lo estás haciendo bien!!

Ahí aspiro el aroma que la mujer ha ido acumulando mientras el data. Es una mezcla de el poco de meada que toque posteriormente de orinar al limpiarse, los fluidos vaginales que segregan normalmente, las feromonas que segrega su ano…y el jugo del calentón que estamos provocando con el juego. Voy bajando los besos hasta la húmeda matriz y inicio a meter la lengua dentro de ella.

La primera lametada es deliciosa: ella se estremece y gime, yo iniciación a paladear su concentración de sabores y olores. Como decía anteriormente, prefiero las mujeres naturales, con el coño conveniente melenudo, ahora que, aparte de atraerme más visualmente, el hilo fija y potencia todos esos sabores y olores que me vuelven loco.

Lamo su vulva a conciencia, no dejando ni un milímetro exento callejear por mi lengua. Paso mi lengua pausadamente de por medio los labios mayores y los menores, empiezo a un lado del hoyo de la vagina y voy subiendo hasta el clítoris, lamiendo por sobre, desprovisto descapucharlo aún y bajo por el distinto lado, hasta dejarla plenamente limpia.

Luego introduzco mi lengua lentamente pero todo lo profundamente que puedo adentro de la chorreante matriz y subo hacia el clítoris; voy comiéndolo con cuidado, alternando lametones con libación de mis labios moviendo la cabeza a los lados. Si metemos un par de extremo en la matriz mientras hacemos esto y ajeno que acaricie o entre un poco en el ano…ella comienza a perder la cabeza.

En este momento, empujo los muslos hacia arriba para lamer y rozar el recto de la mujer e ir haciendo una jugada completa de debajo hacia arriba de un solo lamida: recto, matriz y clítoris.

Las panal actualmente no sé dónde están…
 La pongo a cuatro patas para lamer en dirección opuesta: clítoris, matriz, ano.

Y acá le damos el último toque, si aún aguanta, que es lamer el culo a conciencia mientras metemos los dedos inventario y corazón en la matriz y acariciamos el clítoris con el anular gordo…en breves instantes los gemidos aumentarán y comenzarán los espasmos del orgasmo…y podrás saborear tu par de extremo chorreantes de corrida…
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Posted by: sandra79 at 04:08 PM | No Comments | Add Comment
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noche loca

Hace ya complejo años que me vine a estudiar a Madrid. Al igual que muchos otros jóvenes, tuve que dejar a mi linaje y venirme a la capital porque en en donde vivía no podía estudiar la carrera que yo quería. Tanto no tengo estirpe aquende estuve barajando varias opciones. Una que me atraía mucho era la de un colegio mayor. Conocía gente que estaba o había estado en colegios mayores en Madrid y me hablaban colosal de ellos. Otra dilema era la de alquilarme una habitación, aunque esta a mi linaje le gustaba menos "porque jamás sabes con quién vas a acabar compartiendo firme”. A modo si eso afuera un problema: si me cofia con algún indeseable me cambio de casa y punto.

Finalmente, la solución perfecta se presentó de inesperadamente. Al parecer, la hija de unos amigos de mis padres estaba asimismo estudiando en Madrid y necesitaba una compañera de estrato, porque su antigua compañera se acababa de graduar y había vuelto a su pueblo. Así que nos propusieron que ella y yo compartiéramos empedrado. Yo la conocía desde pequeños porque nuestros padres eran amigos de toda la vida y habíamos ido juntos al colegio, si bien ella era dos años mayor que yo y no íbamos al mismo curso. Pero nos llevábamos harto bien. Así que a mí la idea me pareció perfecta. También a mis padres. Mas mi padre me advirtió, medio en befa, medio en serio, de que la respetara y no la tocara para no buscar un problema entre ambas familias. Cosa que hice falto dudar, hoy que mas María Jesús está harto bien, la veo más tanto una buena amiga que como una posible novia. Ella es curación, rubia, pelo largo y ondulado, de ojos azules y con un cuerpo conveniente guapo, excesivo conforme, con las tetas y el culo de volumen medio: ni excesivo grandes ni mucho pequeñas. No es de esas rubias de ojos azules con una divinidad espectacular, aun es harto guapa y no le han faltado nunca pretendientes.

El lance es que acabamos compartiendo empedrado. La tolerancia iba mucho bien porque ya éramos amigos de primitivamente, así que no hizo falta fase de adaptación del uno al diferente. Tampoco había ningún carácter de tensión sensual entre nosotros y ambos hacíamos vida común. Podíamos salir de la afusión envueltos sólo por una toalla, avanzar por casa con poca ropa, y demás. Y ambos lo veíamos tanto algo natural. Hablábamos mucho en los ratos en que coincidíamos en casa y nos contábamos por poco todo. De hecho, ella me dio asaz buenos consejos para agenciar conquistar a Mamen, la que luego acabó siendo mi novia. Era una compañera de estudios en la que me fijé ya desde el primer jornada de clase. Y gracias a los consejos de María Jesús conseguí acercarme a ella y que carente a escaso se exteriormente interesando por mí.

Mamen era de Madrid y vivía con sus padres, por lo que el hecho de yo tuviera mi propio domicilio nos venía de exceso a la duración de buscar intimidad. Igualmente, se llevaba excesivo bien con María Jesús, hoy que ambas conectaron en todo lo que se conocieron. Así que no pasaba carencia si alguna vez coincidíamos los trío a la vez en el piso. O incluso los cuatro, porque María Jesús tenía futuro en nuestra ciudad de origen y venía a verla con cierta asiduidad, especialmente los fines de hebdómada. Menos aún había problema si queríamos habitar a solas con nuestra pareja. Nos íbamos a nuestra habitación y en aquel lugar podíamos hacer lo que quisiéramos falto vergüenza, porque había confianza. De hecho, María Jesús grita mucho en el momento que folla, así que se la oye en toda la casa, que por demás lado no es bastante grande. Y no sólo no nos importa a ninguno de los dos, sino que luego hablamos y bromeamos sobre ello de por medio semana, en el tiempo que su pretendiente se ha ido y comentamos los polvazos que le ha echado ese fin de semana. Además, he de confesar que me da mucho morbo escucharla follar. A Mamen también. A veces coincide que estamos los cuatro en casa cuando ellos dos se van a la habitación de María Jesús a follar y nos ponemos tan cachondos escuchándoles que terminamos follando nosotros incluso.

Como María Jesús es mayor que yo, también tiene sus estudios más avanzados. Así que, estando hoy en los últimos cursos, consiguió una beca para trabajar en una empresa. Esto hacía que pasara mucho menos años en casa, ya que estudiaba por las mañanas y trabajaba por las tardes. Lo cual nos dejaba a Mamen y a mí la casa para nosotros solos toda la tarde. Esto nos permitió probar cosas nuevas y, sobre todo, sitios nuevos. Podíamos hacerlo falto problemas en el exhibición o la cocina, por ejemplo
Un data estábamos sentados en el turca viendo la tele posteriormente de comer. Echaban un programa que nos gusta mucho. Era un programa de esos de zapping en los que repasan las imágenes más curiosas que hayan ocurrido en otros programas el fecha previo y luego las comentan a través de todos los presentadores. En este en específico hay tal unos seis o roto presentadores, de los cuales la mitad son chicas. Suelen ir rotando, bien que aproximadamente invariablemente son los mismos. Las chicas en definido son proporcionado jóvenes y son todas bastante guapas, con pechos enormes y cuerpos perfectos. Supongo que elegidas a empeño para alzar audiencia de por medio los hombres, porque también las suelen calzar con prenda asaz ceñida y escotada para que luzcan bien sus encantos. Desde luego a mí me ponen mucho prácticamente todas y más de un jornada, cuando he estado yo sólo viendo el programa, he acabado masturbándome en el canapé disfrutando de la visión de esas bellezas.

Este jornada en concreto estaban asimismo debatiendo sobre formas de ascender audiencia en los programas. Sacaron imágenes de presentadoras de programas de celebridad y fueron comparando la evolución de la audiencia con la merma de la prenda, de manera que se demostraba que eran hechos ligados el uno al diferente. También, los programas con más audiencia eran aquellos en los que las presentadoras tenían los pechos más grandes. Todo esto me fue poniendo asaz cachondo, porque cada presentadora estaba más buena aún que la primero. Y en el momento que por fin se pusieron a debatir ellos sobre el tema las cámaras se fueron centrando en todas las presentadoras del programa. Ese jornada se habían puesto indumentaria fundamentalmente escotada y ceñida para hacer hincapié en el tema. Y todas ellas aludían a que sus encantos eran aún mayores y más hermosos que los de las presentadoras de los vídeos. La presentadora que más me pone de todas, una murena con antiparras, filamento largo, labios pintados de bermejo entusiasmado y boca desmesurado, se agarró los pechos y comenzó a frotarlos y menearlos enseñándoselos a cámara y diciendo que sus pechos no tenían nulidad que ambicionar a los de las chicas de los vídeos. Y las cámaras se centraban en su escote, que dejaba disminuido a la imaginación

Una vez que mi gallina estaba exteriormente del todo la agarró con fuerza y la estrujó, empezando a masturbarme. Lento al principio y cada vez más rápido y más fuerte. Al cabo de un momento volvió a recostar sobre mí. Esta vez me besó en la punta del cabrón. Le dedicó varios besos cortos y húmedos. Sacó la punta de la lengua y me lamió el ojal por el que ahora empezaba a salir líquido pre seminal. Rodeó el cabrón con sus labios y succionó las gotas a medida que salían. Luego retomó el movimiento de la mano para masturbarme. Sus labios y su lengua subían y bajaban por mi muchacha recorriéndola a la vez que su mano. Me la ensalivó bien para que sus gordo deslizaran desprovisto problemas y poder subir el ritmo de la chupada, además del de la paja.

El placer era enorme y empecé a quejarse y bufar. Acaricié su espalda y fui deslizando mi mano por ella inclusive llegar a su culo. O acaricié y volví a subir por su espalda. Esta vez metí los gordo por hipo de su camiseta y se la fui subiendo a medida que la acariciaba, hasta llegar a su sujetador. Lo desabroché y llevé mi mano a sus pechos, hoy en día libres. Agarré uno de ellos y se estrujé. Lo acaricié en exploración del pezón. En el tiempo que lo encontré lo pellizqué y jugueteé con él con la yema de mis extremo, notando cómo se endurecía.

Ella seguía chupando mi muchacha con ganas. Veía su cabeza subiendo y bajando con ligereza. Notaba sus labios golpeando contra mi pelvis y su lengua recorriendo toda mi muchacha. En un momento dado dejó su boca rodeando mi falo, apresándolo con los dientes. Llevó las manos a mi ceñidor y lo desabrochó. Luego me soltó el botón y abrió bien la abertura. Me bajó un corto el slip. Yo levanté un poco las caderas para que pudiera bajarlo más, con lo que mi cabrón rozó sus dientes, provocándome un estremecimiento de placer que me hizo lanzar un lamento. Me sacó los huevos y los agarró con una mano, acariciándolos y jugueteando con ellos mientras retomaba la chupada, agarrándome la moza con la otra mano.

Yo seguía acariciando sus pechos y pellizcando sus pezones. Actualmente me dedicaba a mirar a la tele, hoy que la morena volvía a reemprender las caricias sobre sus pechos para mostrar de nuevo que eran enormes, más grandes que los del resto de presentadoras. Observarla tocarse mientras mi novia me la chupaba era una creencia inverosímil. Me fijé en sus labios: grandes, carnosos y de un colorado entusiasmado súper sensual. Imaginé que eran ellos los que succionaban mi muchacha en ese momento. Fantaseé con mi botón entrando y saliendo de esos pechos enormes. Imaginé que era esa larga melena morena la que colgaba sobre mi entrepierna, haciéndome picor en la cadera al ritmo de la mamada. Acaricié con la mano que tenía libre el crin de mi novia pensando que acariciaba a la presentadora, empujando su boca contra mi muchacha para que se la tragara entera mientras empujaba con mis caderas hacia arriba. Mis gemidos y mis jadeos eran cada vez más intensos a medida que el placer me consumía y me acercaba al orgasmo. Me follaba la boca de mi novia con fuerza, apretando hoy en día con fuerza su cabeza hacia abajo con las dos manos y disfrutando de la visión de una presentadora que me volvía loco desde invariablemente. Empecé a gritar de placer: "Sí, sin duda. Evidentemente, sííííííííííí”. Cerca de se me nublaba la vista, pero quería seguir viendo a aquella divinidad en la tele. Eternamente había soñado con correrme en su boca, esa boca grande con unos labios increíbles. Y muchas gracias a mi novia estaba a punto de conseguirlo.

Entonces, de repentinamente, se oyó un ruido. Al principio no lo reconocí. Mi novia no, porque siguió chupando mi muchacha sin bajar el ritmo apasionado. En seguida me di cuenta de que era el articulación de una llave girando en la portón de la casa. Antiguamente de que me diera tiempo a reaccionar, la salida comenzó a abrirse y vi despuntar la cabeza de María Jesús, actualmente que la abertura de entrada da directamente al aula. Mientras entraba lanzó un agasajo:

- Holaaaaaaa.

A partir de junto todo sucedió demasiado rápido. Mi novia se incorporó de golpe, llevándose una mano a la boca y la otra al pecho, tratando de tapar sus tetas que colgaban hoy en día al aire por tener el sujetador desabrochado y la camiseta levantada. Lanzó un gritito abrumado y salió corriendo para encerrarse en el balneario, dando un desprecio. Yo tiré de mi pantalón hacia arriba, pero mi pene estaba dura tal una piedra, y mis embrión hinchados, a punto de correrse, por lo que apenas pude subirlo. Así que cogí uno de los cojines que tenemos invariablemente en el sofá y me lo puse por arriba, tratando de tapar mi moza desnuda y la tremenda erección. Crucé las piernas y sujeté el colchoneta con una mano, mientras me reclinaba en el turca y me colocaba el tercero brazo posterior de la cabeza, apoyándome en él y tratando de adoptar una postura natural, tanto si estuviera viendo la tele falto más.

En en qué grado entré cerré la entrada y me tumbé en la yacija. Me subí un disminuido la camiseta y me bajé los bragas y el slip inclusive las rodillas. Mi muchacha saltó tanto un resorte. Había bajado la erección pero aún estaba excitada. La agarré y empecé a acariciarla, con lo que vertiginosamente volvió a ponerse a tope. Cerré los ojos y pensé en la presentadora y en mi novia. Visualicé la escena como si la viera desde fuera, imaginándome que me veía a mí mismo en el diván, con mi novia agachada sobre mí comiéndose mi chica mientras yo le empujaba la cabeza con las dos manos y miraba la tele extasiado. Empecé a pelármela más rápido, deseando correrme lo anteriormente posible. No obstante iba a conseguir correrme en la boca de la presentadora, aunque afuera en mi imaginación. Agarré la base de mi moza con una mano y con la otra fui subiendo la velocidad de la paja. Empecé a resollar suavemente, mordiéndome el labio para desear no gritar de placer.

De súbitamente noté una evocación rara, a modo si me observaran. Abrí los ojos y vi a María Jesús de pie en la portón de mi habitación, mirándome. Tenía una sonrisa pícara en la cara y se mordía el labio inferior falto quitarme ojo, mientras se apoyaba contra la entrada. Me quedé helado, con la pene agarrada con las dos manos y carente saber qué hacer. No sabía cómo reaccionar. Puso sus manos sobre las mías y me las levantó pausadamente, fijando su mirada en mi polla, que iba asomando por bajo. Finalmente me apartó las manos del todo, dejándolas caer a ambos lados de mi cuerpo. Al liberarse de la presión de mis manos, mi muchacha saltó tiesa de nuevo y quedó apuntando al techo unos segundos, precedentemente de caer sobre mi corazón. Entonces ella la agarró con una mano y la volvió a poner apuntando al techo. Empezó a acariciarla despaciosamente pero con fuerza, subiendo y bajando mientras giraba a la vez la mano. Al llegar al cabrón colocaba la palma sobre él antiguamente de volver a enrollar sus dedos aledaños de la gallina y volver a descender por ella. Mientras me acariciaba se mordía el labio inferior. Sacó la lengua y empezó a lamerse los labios con ella escaso aislar los ojos de mi pene. Con la otra mano se empezó a acariciar los pechos por arriba de la camiseta.

Yo estaba alucinando. En absoluto me hubiera imaginado que pudiera pasar esto. María Jesús era sólo una amiga. Nulidad más. Es afirmación que si me fijaba en ella tal mujer podía ver que estaba muy bien, pero eso jamás lo había hecho hasta hoy en día. Quizá por error de las palabras de mi padre, las cuales recordé en ese momento. Intenté armarme de valor para pedirle que parara y que se exteriormente, que eso no estaba bien y debía dejarlo. Pero entonces ella se agachó, apoyándose en la piltra sobre un brazo mientras con la otra mano agarraba a la vez mis huevos y mi gallina y se la metía entera en la boca. Sentí su calor envolverla, su lengua humedeciéndomela y sus labios rozar mis germen, apresados a través de sus dedos. Y en ese momento la sangre volvió a bajar a la cabeza de debajo y me dejé llevar.

María Jesús empezó a deslizar su boca por toda mi gallina, ensalivándola y lamiéndola. Poniéndomela de nuevo tan dura a modo en el tiempo que me la chupaba mi novia, o inclusive más. Porque ahorita había descubierto un nuevo morbo: un morbo diferente que me daba ver cómo mi amiga de la niñez, mi compañera de firme, la chica que era mi confidente y la persona que mejor me conocía en el mundo, estaba agachada devorando mi polla. Me quedé atraído viendo cómo la sensualidad de mi apéndice salía y entraba de su boca, emergiendo de entre sus labios para enseguida volver a desaparecer a través de ellos. Notando cómo su lengua se apretaba contra mis venas y las recorría con la punta. Oía el ruido tanto de chapoteo que su boca hacía mientras lamía y succionaba.

Entonces ella se sacó mi gallina dela boca y se enderezó. Me sacó los zapatos y los calcetines y aproximadamente me arrancó los greguescos y los slips de la fuerza con la que me los quitó. A insistencia se sacó la túnica y se quitó el sujetador, dejando a la vista unos pechos redondos, firmes y de grandes aureolas. Tenía los pezones gruesos y excesivo tiesos. Se los pellizcó y luego bajó las manos hasta sus muslos. Llevaba puesta una falda corta pero ancha, con lo que sus muslos quedaban por poco al descubierto al estar de rodillas. Metió las manos bajo la falda y se acarició la bragadura con una mano, gimiendo y llevándose la otra mano a la boca, en que se introdujo un anular y se dedicó a chuparlo de una manera tan sensual que me volvía loco sólo con verlo.

Entonces me separó las piernas y se puso de rodillas entre ellas. Agarró de nuevo mi chica con una mano y los huevos con otra. Acercó su cabeza a los chichón y los besó mientras los estrujaba. Luego sacó la lengua y con la punta fue recorriéndolos, haciéndome picazón y provocándome escalofríos de placer. Llevó la lengua a la base de mi moza y la lamió entera, de bajo arriba, asaz despacito. Al llegar al botón lo lamió con la punta, jugueteando con mi boquete e intentando meterla por él. Luego volvió a llevar la lengua a la base de mi polla, a la altura de los coraje y volvió a ascender por ella. Lo repitió varias veces, lamiéndomela y ensalivándola, siguiendo el curso de mis venas y son dejar de estrujarme los embrión.

Yo no paraba de sofocarse y quejarse de placer. No podía descartar la mirada de su cara, viendo cómo me lamía la pene y me miraba con ojos de vicio y deseo. Su melena rubia caía ondulada a ambos lados de su cara, rozando mis muslos y mis huevos.
- Trágatela, vamos, trágatela.
 
Pero ella seguía lamiendo lentamente, tomándose su tiempo.
 
- Por favor. No puedo más. Me estás volviendo loco. Trágatela de una vez.
 
Me sonreía pero no dejaba de lamérmela. Cambió las lamidas por besos en el falo. Eran besos lentos, cálidos, con los labios envolviendo toda la punta de mi falo. Mientras tanto repitió con la uña el trayecto que antes hacía con la lengua, acariciándome con ella. Mi gallina palpitaba de deseo y impaciencia, y por fin ella decidió tragársela. Se la metió en la boca escaso a carente, bajando despacio inclusive que sus labios tocaron mis germen. Entonces subió también pausadamente. Mientras todo el trayecto de cuesta y de subida fue lamiéndomela. Al ascender, además de lamerla también me la succionaba. Pude ver cómo se hundían sus mejillas al hacerlo.

Fue cogiendo celeridad mientras yo gemía más y más fuerte, hasta poco más o menos llegar a gritar literalmente de placer, diciéndole que siguiera, que me la chupara más rápido, que se la tragara más interior y que me volvía loco. Ella lo intentaba y subía el ritmo sin parar, clavando su boca contra mis germen al bajar. Su melena se movía con violencia arriba y debajo. Con una mano sujetaba mi gallina por la base y con la otra acariciaba mi andorga y mi pecho, metiéndose por sub de mi camiseta. Yo empujaba su cabeza, la agarraba por los hombros, le acariciaba cada centímetro de su cuerpo que alcanzaba. Esa cabeza y ese cuerpo me estaban dando un placer inenarrable y quería acariciarlos, besarlos, morderlos...

La mano siniestra, con la que acariciaba mi pecho y pellizcaba mis pezones, se deslizó de nuevo hacia mi andorga. De en aquel lugar pasó a mi entrepierna y a mis muslos. Acarició la parte interior de mi extremidad siniestro y subió por él. Llegó inclusive mis abultamiento y se deslizó bajo ellos. Noté cómo una uña jugaba con la piel de mi envoltura testicular, haciéndome picor y provocándome escalofríos de placer. Luego se deslizó un escaso más hacia bajo. Adiviné dónde iba y por un lado me asusté, aun por demás me excité aún más.

Cuando noté la punta de un extremo jugueteando con mi recto, tratando de encontrar el agujero de entrada, mi cuerpo se estremeció y lancé las caderas hacia arriba en un función reflejo. Ella cerró la boca en torno a mi chica y la apresó con los dientes, atrapándola para que no me moviera. Y entonces su corazón siguió buscando hasta localizar su objetivo. Se introdujo sutilmente en mi recto. Al principio sólo la punta, bien que fue haciendo presión inclusive entrar poco más o menos hasta la mitad. Lo dejó en aquel lugar metido. Mi cuerpo estaba tenso, aterrado gamuza esta noticia corazonada en una zona que perpetuamente pensé que permanecería virgen para invariablemente. Mas he de acatar que me gustaba. Y disminuido a carente fui relajando mi cuerpo, aceptando el juego. Mi chica, en cambio, allá de relajarse se puso no obstante más dura y se hinchó un disminuido más.

Ahora María Jesús combinaba la mamada en mi pene con la penetración en mi culo. Mis caderas se movían arriba y abajo, intentando que mi pene entrara inclusive el fondo de su garganta al ascender y que su gordo me penetrara por completo al bajar. No podía dejar de gritar de placer, chillándole que no parara. El ritmo de la chupada y de la penetración eran tremendos. Mi cuerpo se estremecía de placer. Mis chichón palpitaban. Noté cómo se hinchaban, preparándose para descargar todo su contenido. Sentí cómo un líquido caliente los recorría y pasaba a la base de mi moza, subiendo por ella, que temblaba y palpitaba a medida que el líquido ascendía.

Intenté avisar a María Jesús pero no pude. Sólo podía ulular de placer y no era capaz de articular ninguna palabra. De todas formas ella pareció notar que iba a correrme porque su cabeza dejó de alzar y bajar. El extremo de mi culo se introdujo inclusive el fondo y su cabeza bajó hasta que sus dientes se clavaron en mi bacinete y noté cómo mi chica alcanzaba el fondo de su garganta, sus labios cerrándose en cabrestante a la base de mi pene y a mis embrión.

Unos instantes después noté cómo el semilla empezó a salir a borbotones de mi polla. Sentí un calor y un cosquilleo en el ojal de mi brote con cada agitación. Noté cómo se dilataba para dejar salir lo que debían encontrarse siendo unos chorros de leche enormes. María Jesús seguía firme apresando mi polla y follándose mi culo. Yo apreté su cabeza hacia bajo y levanté mi anca, tratando de meter mi moza aún más adentro de su boca y ahogándola con mi corrida. El semen no dejaba de salir a chorros y pude ver cómo un disminuido escapaba en un hilillo por la juntura de sus labios.

Cuando definitivamente terminé de correrme relajé mi presión sobre su cabeza. Ella sacó el corazón de mi culo y agarró mis abultamiento, estrujándolos para que expulsaran inclusive la última gota que quedara en ellos. Mientras, volvió a caminar mi moza con su boca, recogiendo cada gota de esperma que pudo encontrar. Siguió así un lapso incluso ulteriormente dejarla bien limpia, hasta que notó que mi erección empezaba a remitir. En ese momento se la sacó de la boca y se tumbó a mi lado. Yo seguía jadeando, tratando de aliviarse la aspiración. Me volví hacia ella y la besé, agarrando su cara con la mano y acariciándola. Metí mi lengua en su boca y noté un aroma extraño en mi lengua que identifiqué tal mi propio simiente.

Nos besamos un rato, inclusive que ella se levantó y, exento decir nulidad, recogió su traje y se dirigió a la abertura. Yo la llamé por su nombre, cerca de en un susurro, ahogado aún por el placer:
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Posted by: sandra79 at 04:04 PM | No Comments | Add Comment
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